Guillaume Belibaste y la Última Llama del Catarismo en el Maestrazgo
La historia del Maestrazgo de Castellón en el siglo XIV está íntimamente ligada al crepúsculo del movimiento cátaro, personificado en la figura de Guillaume Belibaste. Este tejedor occitano no fue solo un refugiado, sino el último perfecto cátaro conocido en la historia, cuyo paso por tierras valencianas se convirtió en el último capítulo de la "Iglesia de Dios" perseguida por la Inquisición.
El Refugio Cátaro en Tierra de Aragón
Tras la brutal Cruzada Albigense (1209) y la implacable persecución de la Inquisición en Occitania (sur de Francia), muchos cátaros —a quienes la Iglesia Católica consideraba herejes— huyeron al sur de los Pirineos, buscando refugio en los territorios de la Corona de Aragón recién reconquistados. El Maestrazgo, especialmente las localidades de Morella y Sant Mateu, se consolidó como un lugar prometedor, percibido como más tolerante y seguro para estos exiliados occitanos.
Guillaume de Belibaste nació alrededor de 1280 en Corbières. Su vida estuvo marcada por la fe dualista cátara, que veía el mundo material como obra de Satán y solo la purificación a través del Consolamentum (rito de iniciación para convertirse en perfecto) como camino de salvación. Tras cometer un asesinato en una riña, Belibaste huyó de la justicia civil y se unió a la clandestina comunidad cátara, siendo ordenado perfecto.
Alrededor de 1314, Belibaste llegó a Morella, donde ya existía una pequeña comunidad cátara exiliada. Trabajó como tejedor y se estableció como el líder espiritual de estos bons homes y bones dones (buenos y buenas gentes). Su predicación continuó en Sant Mateu (entonces capital del Maestrazgo de Montesa), donde pasó varios años cruciales (aproximadamente entre 1314 y 1320), dirigiendo en secreto a la última congregación cátara.
La Traición y el Final de una Fe
La presencia de los cátaros en el Maestrazgo no pasó desapercibida para la Inquisición, que envió a un espía de gran habilidad: Arnaud Sicre. Sicre se ganó la confianza de Belibaste y de la comunidad, fingiendo ser un converso al catarismo y aprendiendo sus costumbres y ritos.
Mediante un engaño, en el que se prometía el reencuentro con otros creyentes o una falsa boda, Sicre atrajo a Belibaste fuera de la seguridad de la Corona de Aragón, conduciéndole a Tírvia (Norte de Cataluña), que estaba bajo jurisdicción de una región controlada por los enemigos del catarismo. Allí fue detenido y devuelto a Francia.
Belibaste fue juzgado en Carcasona por el obispo Jacques Fournier (quien más tarde se convertiría en el Papa Benedicto XII). El 24 de agosto de 1321, Guillaume Belibaste fue quemado vivo en la hoguera en el castillo de Villerouge-Termenès (Aude, Occitania). Su ejecución marcó el fin del catarismo occitano como movimiento organizado, poniendo un sangriento punto final a casi dos siglos de disidencia religiosa.
El Legado en el Maestrazgo
Aunque la vida de Belibaste terminó en Occitania, su paso por Morella y Sant Mateu dejó una huella indeleble. El Maestrazgo se recuerda hoy como el último refugio del catarismo, un territorio que, por su ubicación fronteriza y dinámica social, ofreció un breve respiro a los perseguidos. La memoria de Belibaste y su comunidad persiste, integrándose en la historia local y en la Ruta de los Cátaros, simbolizando la resistencia de una fe frente a la intransigencia medieval.
El Maestrazgo fue el lugar donde Belibaste, antes de su captura, profetizó la enigmática frase: "Al cabo de 700 años reverdecerá el laurel," un mensaje de esperanza sobre el posible renacer de su fe.
Esta profecía fue lanzada por el último perfecto del catarismo antes de su muerte, y se puede saber más sobre el tema en el siguiente video: Catarismo en el Maestrazgo (Castellón).
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